Uno de los primeros traductores fue San Jerónimo.
¿Quién era San Jerónimo?
Cuando buscaba información sobre este personaje me encontre algo muy curioso en como se le nombraba y... es bastante apropiado.
SAN JERÓNIMO, PATRÓN DE LOS TRADUCTORES
En el siglo V D.C. Jerónimo de Estridón (propio de
aquel tiempo añadir el lugar de origen al nombre) tradujo la Biblia al latín; hasta entonces el
libro sagrado cristiano solo estaba en griego y en hebreo, amén de
algunos intentos en latín, por lo que la “Vulgata”, que es como en el
mundo se conoce a esta primera traducción de la Biblia, sirvió para
acercar al pueblo romano las Sagradas Escrituras.
Un adelantado a su época, fruto de uno de los mejores profesores de
aquel tiempo (Donato) y con tal virtud con las lenguas latinas y
griegas, que le llevó al estudio de las Sagradas Escrituras.
Este estudio, mas en pos de una penitencia que no consiguió sino
siendo secretario del Santo Pontífice Dámaso, que fue el encargado de
encomendar la traducción de los Libros Sagrados del hebreo y del griego
al latín, ya que las traducciones existentes hasta la época no eran sino
incompletas o inconexas obras y no reflejaban correctamente la
interpretación de la Iglesia de estas Escrituras.
A pesar de su leve conocimiento del hebreo, se mudó a Belén, para
poder traducir con mejores resultados los Sagrados Testamentos. Se
instruyó, pues, en la correcta interpretación de las Escrituras y
durante 23 años (del año 382 al 405) se dedicó a la traducción tanto del
Nuevo, como del Antiguo Testamento.
Su traducción (la Vulgata) permaneció vigente hasta finales del Siglo XX, donde se publicó la Nova Vulgata en el año 1979 tras el Concilio Vaticano II.
Junto a San Agustín de Hipona, San Ambrosio de Milán, San Gregorio
Magno y San Jerónimo forman lo que se conoce como los grandes Padres
latinos de la Iglesia y San Jerónimo, el exegeta, por excelencia, de los
Padres de Occidente.
Sin duda su pequeña biografía que recogemos en estas líneas no
estaría completa sin comentar sus últimos años. Tras ser azote de la
alta clase social desde su posición de sacerdote en Roma, se retiró a
Belén, donde pasó sus últimos años y fundó cuatro conventos en Tierra
Santa (uno para hombres y tres para mujeres), donde atendían a los
peregrinos que pasaban por la ciudad para visitar el sitio donde nació
Jesús.
San Jerónimo era famoso por sus frases célebres y sus escritos, como el conocido en el mundillo “non verbum e verbo, sed sensum exprimere de sensu” es decir, “no expresando palabra por palabra, sino sentido por sentido” que dejó escrita en su célebre Ad pammachium de optimo genere interpretandi,
una de las frases más célebres usadas por nosotros, los traductores,
para presentar las virtudes de nuestra profesión frente a las
traducciones automáticas que tantos ratos de humor nos ha dado a los
compañeros.
Como nota curiosa, si bien San Jerónimo es el patrón de los
traductores, el patrón de las Facultades de Traducción e Interpretación
es Alfonso X El Sabio.
Fuente:
http://sobrehistoria.com/san-jeronimo-patron-de-los-traductores/
No hay comentarios:
Publicar un comentario